miércoles, 25 de mayo de 2016

MUERE LENTAMENTE... UNA CORTA HISTORIA PARA PENSAR.

"Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color nuevo, quien hace de la televisión su guía. Quien evita una pasión, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos. Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en si mismo."
Pablo Neruda


¿Qué has hecho hoy por mejorar tu vida?, ¿Qué has hecho por acercarte a tu sueño? Posiblemente tendremos mil excusas, no tengo tiempo, ahora no puedo, es que las circunstancias... y se nos va pasando el tiempo. Realmente no hay momento perfecto.

Tenemos que ir creando paso a paso, momento a momento y al final del día preguntarnos: 

 - ¿Esto que he hecho hoy me acerca o me aleja de mi sueño?

Si te acerca... ¡genial! sigue ahí y no pierdas de vista ese sueño.
Sin embargo, si te aleja... revisa tus acciones y ajusta en consecuencia. Quizás estés dando prioridad a algo o alguien que no encaja en tu sueño y estás tolerando tu frustración.







miércoles, 18 de mayo de 2016

YO FRACASO, TÚ FRACASAS, ÉL FRACASA...

¿Cuántas veces se ha tenido que caer un bebé hasta que comienza a andar?

Pues infinitas… y lo que hay que tener cuidado es que no sea desde muy alto ;-)

En mis formaciones, cuando sale éste tema, pregunto:

¿Cuántos de vosotros ha visto a algún padre o madre o persona adulta que le esté diciendo al bebé que está probando a andar…
-Ves... Así no, así te vas a caer, ¡no vas a aprender nunca a andar!

A no ser que ese bebé tenga algún problema motor, damos por supuesto que va a andar y nuestra actitud es de refuerzo constante. Nuestro enfoque está en que está claro que lo va a lograr a pesar de las caídas que tenga que aguantar.

¿Cuántos de nosotros hemos caído en una relación, empresa, proyecto…? ¡Muchos! Es un bucle. Ensayo, prueba, error. Ensayo, prueba, error. Ensayo, prueba, error. Hasta que damos con la clave. Ese error nos da la solución.

La verdad que no hay un manual para el éxito. Lo tienes que poner tú. Depende de la valoración que hagamos de ese error así será nuestra continuidad. Si la valoración del error es positiva, cambiaremos cosas y probaremos otra vez. Sin embargo, si hacemos una valoración negativa del error… comienza la frustración.

El no saber perder (o caer).


De toda caída se saca un aprendizaje, en mayor o menor medida, y dependerá de lo abiertos que estemos para aceptar, comprender y seguir adelante. En muchas de esas caídas influyen nuestros valores. 



Así que toda caída tiene una doble función. Por un lado, aprender de ese error y por otro lado, si hacemos valoraciones positivas del error podremos averiguar qué valores nuestros estamos respetando y cuáles estamos pisando.

No se trata de las veces que nos caemos, se trata de las veces que nos levantamos y aprendemos.


Por ejemplo, para mí, los valores que tienen que estar presentes y que quiero respetar en mi trabajo son la cooperación-ayuda-apoyo y dar lo mejor-respeto-aportar-utilidad.

Los tengo trabajados como cadena de valores porque para mí no existe el uno sin el otro, es mi manera de definirlos un poco más allá. Cada persona tendrá su propia cadena de valores.

Bien, pues uno de los proyectos que hice hace tiempo con otra persona, resultó al final que se cayó por su propio peso. Me explico. En ese proyecto no estábamos compartiendo los mismos valores y aunque al principio nos fue bien… la cosa terminó. Fuimos rentables hasta un punto, luego, todo cayó como un castillo de naipes. Y está claro, no compartíamos valores, ni siquiera los pusimos encima de la mesa para ver si cuadraban los suyos con los míos. Esto es lo que se llama… perder para aprender. ;-)


Ahora, cuando emprendo un proyecto con alguien, miro bien el tema de los valores, que tengamos los mismos o sean parecidos. Son como los cimientos de un edificio, si son bien sólidos, podremos construir y aguantará la estabilidad del proyecto. Está claro que vendrán lluvias, granizos, tempestades… pero si son sólidos los cimientos, ¡aguantará!

Este mes junto con David Díaz Robisco iniciamos un proyecto precioso,  lleno de retos… y con la cimentación bien sólida. Después de conocernos, ser dos personas de perfiles bien diferentes,  a la vez complementarios, y haber trabajado nuestros valores… nace:



Un programa de formación para empresas que hemos empezado a probar ya  esta semana en la Universidad de Burgos junto con el profesorado.

El objetivo es dar un tiempo a las personas y empresas para jugar, experimentar y probar cuáles es la cultura de la empresa y cuáles son los valores que ponen en marcha a cada persona tanto en la vida como en el trabajo.

A partir de ahí, buscar cómo las personas y organizaciones pueden alinear los valores personales con la cultura empresarial a través de acciones concretas. El objetivo es muy claro: generar energía (felicidad para las personas) a través de su trabajo que se traduzca en mayor rentabilidad para la empresa. Y además, los resultados los vamos a medir dependiendo de lo que busque cada empresa: más visitas realizadas, mayores presupuestos cerrados, más horas productivas, mayores ahorros en producción, consecución de objetivos empresariales. 

Os dejo unas reflexiones para empezar a saborear el tema ;-)

¿Con cuántas personas de tu entorno –laboral o familiar- compartes valores? ¿Cómo sabes que son los mismos valores? ¿Cómo crees que pueden influir tus valores en tu trabajo, en tu familia, en tus relaciones en general? ¿Cómo medirías la felicidad en tu entorno laboral o personal?

miércoles, 11 de mayo de 2016

SIENTE EN TU TRABAJO

Durante mucho tiempo hemos pensado –o supuesto- que dentro del entorno laboral las emociones, sensaciones y habilidades como la empatía, debían dejarse justo en el felpudo de entrada al trabajo. Nos hemos topado con ciertas empresas que valoran mucho más la inteligencia más lógica, analítica y técnica, que son competencias magníficas para la ejecución de acciones o trabajos en los que existen soluciones ya determinadas y que sin embargo, para el manejo de la incertidumbre y la gestión de personas… cojean.

Esto nos ha traído donde estamos ahora, empresas que si bien por procesos funcionan muy bien, a nivel de gestión pueden ser inigualables, pero a nivel de que las personas se sumen a la consecución de los objetivos y estén motivadas para ello… deja mucho que desear y eso influye notablemente en su rentabilidad.

No es ni mejor ni peor, es el lugar en el que nos encontramos y hay que darse cuenta y aceptarlo. Es una consecuencia de las decisiones que se han ido tomando. Sin más.

Con aceptarlo no me refiero a no hacer nada para cambiarlo, sino que esa aceptación tiene una parte de acción en cuanto a “muy bien, estamos aquí, y ¿qué podemos hacer para cambiarlo y que las personas de nuestra empresa –o mi equipo- se sientan motivadas en pos de la consecución de los objetivos empresariales?”

El truco está en la palabra: sientan, SENTIR.



Si una persona no se siente integrada, ¿cómo va a poder comunicarse? Si una persona no se siente valorada, ¿cómo va a poder aportar más valor a su trabajo?, si no se siente respetada, ¿cómo respetará su trabajo?... y así podríamos seguir con unas cuantas preguntas más.

El que una persona haga un excelente trabajo no depende tanto de lo que haga, por muchas instrucciones de que disponga, sino de cómo lo haga. El CÓMO está directamente relacionado con el SENTIR. Depende de cómo me sienta en mi trabajo así será mi ejecución laboral.

Necesitamos sentir en el trabajo, ¿qué nos mueve, qué nos frena, qué le pasa a mi compañero o compañera que no está dando el 100% o qué nos está pasando que no estamos dando nuestro 100%...?

Necesitamos abrir espacios de comunicación, aunque sea empezando con esa compañera o compañero, superior, colega de departamento… con la que te llevas bien y que sabe escucharte sin juzgarte y que te entiende. Porque muchas veces, el simple hecho de oírnos en voz alta aquello que estamos sintiendo, nos clarifica el camino y nos da respuestas.

miércoles, 4 de mayo de 2016

A VECES LAS COSAS NO SALEN COMO ESPERAMOS. Y NO PASA NADA. ¿SEGURO?

Cuantísimas veces nos hacemos una idea de lo que vamos a hacer, o lo que tenemos planeado… todo perfecto en nuestra cabeza, hasta medidos los tiempos y las reacciones. ¡Qué películas nos montamos en nada de tiempo!

Resulta que cuando suceden las cosas, esas que habíamos planeado tan bien en nuestra cabeza… ¡nada que ver con lo esperado! Siempre hay algún imprevisto, alguna reacción inesperada, algún contratiempo… y nos llega la frustración, el cabreo –en mayor o menor medida. ¿Qué hacemos con esa frustración?

En el mejor de los casos nos la “tragamos” y ¡ale! Para adelante, sin dar importancia a que esa frustración, si no la atendemos, se va acumulando a otras hasta que algún día, en algún momento, puede incluso que estemos con alguien que ni siquiera tenga que ver con ese asunto… explotamos.

Pues bien, vamos a ver qué tenemos que hacer con las frustraciones cuando salen, antes de que explotemos cuando menos lo esperamos.




Antes de nada, necesitamos analizar nuestros planes, no hacernos la película, sino preguntarnos ¿qué queremos o necesitamos con este plan que vamos a hacer? ¿Qué expectativas tenemos y qué haremos si no se cumplen? ¿Podremos cambiar el plan si surgen imprevistos, hacerlo otro día, o con otras personas, en otro lugar, con otras herramientas…?




Y como siempre digo, en nuestra cabeza o en el papel, se aguanta todo… sin embargo somos personas y somos impredecibles, todo puede cambiar en un momento dado. Necesitamos adaptarnos a los cambios y, como uno de los pilares del modelo de coaching co-activo, aprender a Danzar en este Momento, que viene a ser la capacidad de adaptarse y gestionar los imprevistos en cada momento que surjan, aprender a estar con lo que hay en este preciso momento.


Recuerda además que ante el fracaso de un plan hay un aprendizaje valiosísimo que de otra manera no hubiésemos podido saber.

Si llega la frustración, ¡para… y piensa!

Para y piensa qué era lo importante de ese plan y revisa esas alternativas o prueba otras nuevas, no te enganches en el enfado ni en la culpa. La frustración tiene un sentido, nos “comunica” que no hemos satisfecho nuestro deseo o necesidad.

Así que cuando vayas a hacer planes, recuerda qué es lo importante de ese plan, cuál es ese deseo o necesidad que queremos cubrir. Revisa las posibles variantes que te marcaste y, en el momento que surja –si es que surge- la frustración, date permiso para explorar durante unos minutos, qué es lo que ha pasado, qué necesitas ahora y qué puedes hacer para ello.

¡Te deseo buenos planes y estrategias! ;-)