miércoles, 27 de abril de 2016

¿BLANCO O NEGRO?

Un buen día me di cuenta que había algo, alguna actitud o comportamiento que me estaba frenando para conseguir aquello que quería. Sabía lo que quería hacer, dónde llegar, incluso qué cosas tenía que hacer para llegar, sin embargo, algo me frenaba.

Durante una reunión para unos proyectos con mi compañera MariPaz, también coach co-activa,  salieron varias preguntas que me hicieron reflexionar sobre lo que me estaba pasando. Siempre dejamos un espacio en nuestras reuniones para ver cómo estamos y hacernos coaching si lo necesitamos. ¡Es una maravilla!

Dos días más tarde, según me estaba levantando, di con la clave… ¡Había una “voz interior” que no estaba escuchando y se estaba apoderando de mi vida!

Las personas somos como una complicada constelación de diferentes “voces” o maneras de actuar que van surgiendo con nuestros diferentes roles y con las interacciones con las personas con que nos relacionamos.


Así como por ejemplo tenemos nuestra parte más organizada para nuestro trabajo, nuestra parte más seria o respetuosa a la hora de comunicarnos con determinadas personas, la parte perfeccionista que no nos permite dejar las cosas a medio hacer  o nuestra parte más juguetona o infantil para divertirnos, también tenemos otras partes/voces que no tenemos tan claras e identificadas y que van saliendo a medida que vamos experimentando situaciones en la vida o en la empresa.


Mi “voz interior” que no estaba escuchando es la que llamé: la vagabunda feliz. Esa parte mía que no necesita nada para ser feliz, que está bien con lo que tiene, es feliz así, disfruta del momento. Y claro, es feliz tal cual, así que no hacía mucho más.


Por supuesto, está genial, sin embargo, estaba ocupando mucho espacio en mi vida y notaba que me costaba mucho más esfuerzo hacer cosas que antes no me costaban. Impedía que me pusiera manos a la obra para lograr aquello que quiero. Así que pedí a MariPaz que me hiciera una especie de entrevista o mediación a través de preguntas entre mi vagabunda feliz, y mi otra parte que considero antagónica, que es analítica, rígida, calculadora y estratega. Esta dinámica o entrevista es lo que se llama integración de los opuestos. Y es que, como en el título, no todo es blanco o negro, hay una gama entre medias en la que se integran los dos colores armónicamente.





Durante la integración de los opuestos, nos damos cuenta de la riqueza de cada parte, de lo que puede aportar cada actitud, de lo que puede pasar si sólo mostramos una cara (aunque sea inconscientemente) y cómo podemos hacer para que esas dos partes nuestras antagónicas puedan “convivir” en armonía y nos potencien en lugar de limitarnos.






Te animo a que te observes en tus comportamientos y durante tus interacciones con otras personas, ya sean de tu equipo, tus superiores, familia o amigos, e identifiques esos patrones con algún personaje, arquetipo o imagen que te ayude a clarificar tus actitudes, incluso mejor si puedes ponerles un nombre como hice con mi vagabunda feliz.

Si tienes identificadas ciertas partes tuyas y quieres investigar un poquito más para potenciar tu desarrollo personal y profesional, y mejorar en tus interrelaciones, te dejo varias preguntas que puedes hacer sobre esos arquetipos:

        - ¿Cuál es su comportamiento o su función?
        - ¿Qué necesita?
        - Costumbres o hábitos que tiene.
        - Dichos o mensajes favoritos.
        - El impacto que tiene en mí esa actitud.
        - Si es por exceso o defecto, ¿en qué situaciones me puede limitar y en cuáles potenciar?

Esto nos ayudará a reconocer cuando sale esa parte nuestra y si es el momento adecuado.

¡Ánimo!
No hay nada bueno ni malo si sabemos cómo usarlo ;-)


miércoles, 20 de abril de 2016

¿LLENO O VACÍO?

Un formador en una sesión grupal levantó un vaso de agua, todo el mundo esperaba la típica pregunta: ¿Está medio lleno o medio vacío?
Sin embargo, preguntó:

- ¿Cuánto pesa este vaso?

Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos.

El formador respondió: "El peso absoluto no es importante, depende de cuánto tiempo lo sostengo.
Si lo sostengo 1 minuto, no es problema, si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo, si lo sostengo 1 día, mi brazo se entumecerá y paralizará.
El peso del vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado, más difícil de soportar se vuelve."

Y continuó:
"Las preocupaciones son como el vaso de agua.
Si piensas en ellas un rato, no pasa nada.
Si piensas un poco más empiezan a doler y si piensas en ellas todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada."

Es una gran verdad, ¿no te parece?

¡Recuerda soltar el vaso!!


Muchas veces ocupamos nuestra cabeza con cosas que no podemos solucionar ahora mismo y no dejamos espacio para más.
Está claro que en nuestra vida nos vamos a encontrar con problemas, sin embargo, nos tendremos que hacer la pregunta: ¿puedo hacer algo ahora mismo al respecto para solucionarlo?
Si no puedo hacer nada, intentaremos dejarla "apartada" para que no me impida hacer otras cosas.

Eso no significa que no pongamos solución a los problemas, en absoluto, sino, que si no encontramos la solución en este preciso momento, déjalo reposar un poco y vendrá la solución.

Sé que puede resultar difícil al principio, sin embargo, como todo, con la práctica todo se aprende ;-)




miércoles, 13 de abril de 2016

¿ERES TRANSPARENTE?

Transcribo tal cual unas palabras dirigidas a una clienta de coaching.

"Te voy a contar algo sobre ese agua cristalina ;-)

Si cogemos un vaso de agua turbia​ ​de un charco, o de ese torrente que arrastraba barro y palos, y la dejamos reposar, el barro se depositará en el fondo y el agua clara aparecerá por encima.
Ocurre exactamente igual cuando cesamos nuestra avalancha de actividades y ruidos exteriores​ y nos sentamos unos instantes con nosotros mismos, poniendo atención en nosotros mismos, en nuestro interior, en nuestros valores, en descubrirnos, así poco a poco, el agua clara de nuestra consciencia y nuestro yo auténtico sube a la superficie.
Shilmar

Evidentemente el barro no desaparece, pero ya no está en suspensión en nosotros, sino que se deposita en el fondo para que la semilla de la flor de loto, símbolo de la sabiduría, pueda echar raíces y crecer hasta la superficie.

Una metáfora preciosa, eh!! ;-) "


Gracias por inspirar estas palabras, yo también aprendo de ti, y a la vez, va sumando a lo que pueda aportar a otras personas.


Lo que nos pasa día a día es que vamos con el agua turbia, llena de pensamientos, de opiniones de los demás, de prejuicios,  juicios… y es desde esa agua turbia que nos estamos comunicando con las demás personas. No nos deja ver con claridad.

Necesitamos pues, dejar reposar el agua, para que se vuelva cristalina, estando con nosotros mismos, dedicándonos tiempo para conocernos, saber lo que es realmente importante para nosotros, porque es esto lo que aporta claridad y sabiduría en nuestra vida.

¡Es tan enriquecedor comunicarnos desde la claridad!


Necesitamos dedicarnos un tiempo para nosotros, bien sea 10 minutos al día, como 2 horas a la semana... pero algo, cada persona que encuentre su fórmula.


Para empezar a reposar el agua, te propongo tres preguntas:
  • ¿Qué dos personas, personajes o tipo de personas te inspiran en tu vida? ¿Qué hace que te inspiren?

  • ¿Qué necesitas tener en tu vida? (Si es algo material, pregúntate el valor que tiene para ti)

  • ¿Qué es imprescindible para ti a la hora de hacer las cosas? (Bien sea para realizar un proyecto, como las tareas más rutinarias)


Las respuestas a estas preguntas nos acercan a lo que es importante para nosotros, lo que realmente valoramos. Si tomamos las decisiones en base a estas respuestas, nos sentiremos satisfechos y sabremos que hemos tomado una buena decisión.


¡Os deseo una vida cristalina!



miércoles, 6 de abril de 2016

NO, NO ES COACHING

Últimamente oigo y leo definiciones o perfiles de algunas personas que se presentan como coaches de ventas, de marketing, de personas, de vida… y la verdad, me quedo “ojiplática”. Eso no significa que no hagan bien su trabajo y sean buenos profesionales, pero no hacen COACHING.

Bien, llegados a este punto, he decidido aclarar qué es lo que NO  es el COACHING. Todo ello desde mi visión, la formación de coaching profesional certificada, mi experiencia, mis colegas de profesión y sobre todo… con y por el PROFUNDO respeto que tengo a esta profesión.


1º En el coaching NO enseñamos a nadie lo que tiene que hacer.

¿Cómo sería una vida para ti en la que te estén diciendo continuamente lo que tienes que decir y hacer? ¿Somos todas las personas iguales y reaccionamos igual? ¿A todas las personas nos gustan las mismas cosas y tenemos los mismos anhelos? ¿?
Cada persona es un mundo y lo que sirve para una, para otra igual no funciona.  Si necesitas en un momento dado que te digan lo que tienes que hacer, o que te orienten, ¡genial! Pero eso no es coaching.
stokpic

En el Coaching entendemos que la vida del cliente es la que tiene que ser en este momento y además, queda espacio para más, para ir a por lo que quiere.  El cliente ya tiene sus recursos, tan solo necesita reconocerlos para acceder a ellos. En el modelo de Coaching Co-activo tenemos un pilar que define claramente el corazón del buen coaching: “Las personas son por naturaleza creativas, completas y están llenas de recursos”.



2º NO, los coaches no somos expertos en todo.

No, señores y señoras. Las personas que nos dedicamos al coaching profesional tenemos nuestra vida, con nuestras idas y venidas, subidas y bajadas, éxitos y fracasos. Y aprendemos de ello, de hecho, también tenemos nuestro propio coach. Hemos pasado por diferentes situaciones que nos han hecho crecer y sacar, a veces lo mejor y otras no tanto, y con todo eso, empatizamos con nuestros clientes y les servimos de espejo para reflejar lo que hacen y cómo lo hacen.



3º NO dirigimos la vida de nadie.

Cada persona tiene sus circunstancias y se respetan.  Es como una escalada a la montaña. El coach no lleva “aúpas” a la otra persona. No. Se respeta el ritmo de esa persona, se le acompaña y le podemos ofrecer nuestra visión pero “viendo” desde su parte, no desde la nuestra. Es el cliente que tiene que experimentar y decidir. Es ahí en su propia experiencia donde saca sus recursos, y esos, ya se quedan bien grabados.



4º NO, no son pautas marcadas.

Esto no es el juego de la oca pasando por todas las casillas. Los coaches estamos bien atentos a ver qué “juego” están jugando los clientes, porque es el suyo propio, las personas no somos plantillas hechas en serie.


5º NO, nuestra opinión no es la buena.

No, no nos apegamos a tener razón, ni a nuestras opiniones. El cliente es el que sabe de su vida y de su situación, esa persona es la experta de su vida. A través de las preguntas del coach la persona llega a su información y a sus conclusiones. ¡Estaría bueno que fuésemos nosotros los que sepamos más que ellos mismos de sus propias vidas, sentimientos y sensaciones! ¿Te imaginas? ;-)


6º NO tenemos que “quedar bien” con nuestros clientes.

Me explico. El coaching potencia a las personas e impulsa a que vivan la vida que quieren vivir. ¡Para eso vienen al coaching! Para buscar algo diferente a lo que ya conocen. Si para ello, tenemos que interrumpirlas, ser totalmente directas y hacer cosas que incluso están fuera de la zona de confort para nosotros… ¡lo haremos! El coaching se trata de la vida del cliente,  no de la del coach. Los coaches tenemos la mirada fijada en la otra persona, no nos miramos el ombligo en las sesiones.



La verdad, que con el coaching se consiguen resultados extraordinarios en la vida y profesión de las personas, y para mí, es un todo un privilegio poder ser testigo de esa transformación.